Tino Casal fue un pluridisciplinar artista barroco, excesivo, rompedor en su estética y en su música. Su prematura muerte en accidente de tráfico en el 91 privó a España de su privilegiada voz y de posibles éxitos de la misma envergadura que “Embrujada”, “Champú de huevo” o la que hoy nos ocupa y acaso más conocida por bailonga “Eloise”, incluida en su álbum “Lágrimas de cocodrilo” (1988).
El temazo de esta semana es una versión de una canción homónima del británico Barry Ryan del 68. Según explicó en Rolling Stones y en su blog personal Julián Ruiz –productor e íntimo amigo de Casal-: “grabamos en Abbey Road con noventa músicos y Casal tenía que cantar en un tono tan alto que tardó ocho días en grabar la voz”. Los arreglos de Andrew Powell y la participación de una sinfónica hicieron que el presupuesto se les disparara –nada más que para este tema- a los 12.000 euros.
Mereció la pena. La canción fue, es y seguirá siendo un temazo que mueve a cantar muchas veces sin reparar en su poderosa letra: “Donde quiera que va/la bomba de Hiroshima está/a punto de estallar/peligro no tocar/sus pechos goma dos y nitroglicerina…”