Mi previa: La jornada fantasma (Córdoba-Rayo, domingo 19:00)

Se acaba la Liga en El Arcángel. Se acaba, aclaramos, en el calendario. La temporada terminó hace mucho. Este extremo lo confesó –aunque parezca increíble- el propio técnico Romero la semana pasada. La misma persona que hablaba de resistencias hasta la extenuación y que, asumido el descenso, pide unión entre una plantilla en la que nadie cree y una afición que ya no aguanta más.

Jugadores de Córdoba y Rayo guardan un minuto de silencio en el partido de la primera vuelta en Vallecas
Jugadores de Córdoba y Rayo guardan un minuto de silencio en el partido de la primera vuelta en Vallecas

El epílogo en casa de esa temporada inolvidable –lo extremo, sea bueno o malo, es perenne- servirá para un reencuentro. Volverá Paco Jémez a El Arcángel, aunque no pueda dirigir a su equipo. Un rival, el Rayo, que como el Córdoba está plagado de jugadores prestados. Que apenas ha pagado traspasos y que bien se puede considerar modesto. Pero que aún tiene opciones de alcanzar una plaza europea. Nos aventaja en 26 puntos.

Sirva, pues, ese dato para comenzar un nuevo episodio de contrición. ¿Qué se ha hecho mal? Pues esta misma semana lo ha dejado caer el capitán Abel en su amarga despedida. Muchas cosas desde la dirección deportiva, que no recaía en las manos de quien debiera (por ser quien más sabe) y sí en las de quienes más intereses pudieran tener en los asuntos. Eso y la elección de técnicos que han sido incapaces de optimizar recursos y motivar a sus profesionales. Justo lo que mejor sabe el técnico del Rayo. Puede que el mejor de la Liga.

¿Qué más? El once. ¿A quién alineará Romero? Al ínclito Cartabia y a Íñigo no, desde luego. Ellos se pidieron día libre en Granada por su buen hacer este año. Tanta paz lleven. No se les echará de menos en el adiós. Es de esperar que juegue Abel para que pueda despedirse de la grada (sería injusto recriminar a uno de los que ayudó al ascenso). También debería tener minutos el bravo Andone, por si se cumple su pretendido traspaso (el Espanyol es su última novia). Y, bueno, hay siete a punto de caramelo para irse de vacaciones por acumulación de tarjetas (Juan Carlos, Campabadal, Deivid, Gunino, Luso Delgado, Bebé y Heldon). Perderse el marrón de la última jornada de Éibar es muy jugoso. Habrá que verlo.

Pero si hay algún lugar donde poner el foco en esta jornada es en la grada. Hay quienes quieren hacer una cadena humana para rodear el estadio antes del encuentro. Otros prefieren cantar el himno de espaldas y luego abandonar a su suerte a sus ‘jugadores’. Una vuelta entera cumplirán sin ver a su equipo ganar. Algo harán. Ellos tendrán la palabra. Y la palabra, obviamente, ha de ser ácida después de diez meses de vergüenza deportiva y social.

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