Esta es la historia de un éxito inesperado. Blue suede shoes, una de las canciones más conocidas del rockabilly fue escrita sobre un roído saco de patatas. Su autor, Carl Perkins, era un buscavidas de familia muy humilde que a mediados de los cincuenta se ganaba la vida dando clases de country en su Tennessee natal y haciendo giras junto a Johny Cash y Elvis de tanto en cuanto.
La historia que contó Perkins en esa canción no podía ser más simple. Describe el momento en el que durante un festejo popular un chico le pide a su pareja que durante el baile no le pise sus zapatos de ante –gamuza- azules. De hecho, la letra lo que refiere es que él permite que ella le haga cualquier cosa –pisar su cara, patearle el trasero…- menos mancharle esos preciosos zapatos, que Perkins pudo imaginar como unos que le contó Johnny Cash que vestían en la aviación norteamericana.
El single convirtió a Perkins en el primer artista de country en ingresar en las listas de éxitos de rythm and blues, pero paradójicamente se llevó la fama la versión de Elvis, que le dio un toque aún más country.
En los años ochenta del pasado siglo el rockabilly se volvió a poner de moda y así, en 1985, Perkins regrabó este «Blue suede shoes» junto con dos miembros de los Stray Cats, para la B.S.O. de la película golfa «Porky’s Revenge».
También retornó a España la fiebre del Rock, y el argentino Moris versionó la canción de los zapatos de gamuza azul a finales de los 70 dentro de su disco “Fiebre de vivir”. Calamaro se ha referido a este tema en múltiples ocasiones como uno de sus favoritos y más inspiradores.