Mi crónica: De más a nada (1-1)

El Córdoba está entrando en una dinámica alarmante. Al margen de los once puntos menos que acumula en el mismo número de partidos de la primera vuelta, da una sensación de fragilidad extrema. Un gol le mata, le asusta y le empequeñece. Ya incluso cuando empieza a gustarse y a jugar al fútbol termina sucumbiendo a la tentación del cómodo pelotazo a Andone. No mantiene una línea de juego definida y, para colmo, sufre como si fuera de inferior categoría en todos los minutos finales de cada partido. En ambas partes. Ante un equipo mediano –no mediocre- de Segunda, faltó ambición, hambre y claridad como para haber aspirado a otra cosa que no fuera un empate insulso que fía todas las opciones y las esperanzas en vencer en casa al Alavés. Con lo bien que se nos da jugar en El Arcángel últimamente…

Puesta en escena que lanzaba un mensaje de posesión y creatividad que no cuajaba. Cinco jugadores en el centro del campo que, sin embargo, no eran capaces de marcar el ritmo que más le podía convenir a sus –nuestros- intereses. El Numancia no era un dechado de virtudes futbolísticas y el Córdoba fue tomándole el pulso al choque al mismo ritmo que iba entrando en juego Carlos Caballero. El madrileño dio un notable recital durante el primer acto. Se ofrecía y la distribuía con criterio a derecha e izquierda. Entraba Pedro Ríos con cierta fluidez por la derecha y con nulo acierto y más apatía un Fidel que buscaba el alarde y la filigrana en cada recorte.

Los Pajaritos

Pocas ocasiones de peligro y escasísimos acercamientos por ambas partes. Así hasta que en una acción ensayada bien ejecutada, un saque de falta de Fidel acabó en la pierna derecha de Pedro Ríos, que fusiló a un flojo Munir aunque dio la sensación de que intentó centrar. Era el minuto 26.

El gol afianzó en su idea al Córdoba, que persistió en su firme voluntad de mover la bola con el Caballero de los mejores tiempos. De hecho, aunque no tuviera llegadas claras daba la sensación de que el encuentro estaba justo donde lo requería el equipo de Oltra.

Pero una vez más los minutos finales fueron letales para las esperanzas blanquiverdes. Una acción por banda izquierda de Valcarce fue remachada por Concha a un palmo de la red. El 1-1 al descanso podría resultar injusto por los méritos de uno y otro, pero a la postre resultó bendito.

Porque en la segunda mitad el Córdoba desapareció en el mismo momento en el que se le terminó la gasolina a Caballero. El madrileño perdió su sitio y su tino y vio una amarilla que terminó de lastrarle (incluso pudo haber sido expulsado). No obstante, sería injusto que la culpa recayera en el madrileño cuando no recibió ayuda alguna por ninguno de sus cuatro acompañantes en el centro del campo ni por un Andone algo despistado.

Para colmo, Deivid está perdido en los últimos meses y, con él, toda la defensa. A poco que el Numancia achuchaba –que tampoco es que Arrasate demostrara una ambición loca– el Córdoba temblaba. Los cambios mejoraron algo al cuadro rojillo y los de Oltra –que llegaron tarde- lo empeoraron. Al final, encefalograma plano visitante y miedo en un lanzamiento de Julio Álvarez y un saque de esquina que Dalmau incomprensiblemente envió fuera. Lo normal es que el resultado hubiera sido 1-2 y la enésima decepción.

Un equipo que aspira a subir a Primera no puede permitirse por sistema sufrir por aguantar un único punto en el campo de un rival que no se está jugando ya nada. Después, ya hablamos de sistemas, de actitudes y de demás componendas. Y si ya ganamos, mejor. En fin.

JUGARON:

POR EL NUMANCIA: Munir, Callens, Orfila, Mateu, Concha (Vicente, 67’), Íñigo Pérez, Martínez (Dalmau, 76’), Medina, L. Valcarce, J.Álvarez y Alegría (Dani Aquino, 76’).

POR EL CÓRDOBA: Razak; Stankevicius, Bijimine, Deivid, Abel; Eddy, Caballero, Luso Delgado; Pedro Ríos (Nando, 73’), Fidel y Florin.

ÁRBITRO: Eiriz Mata (gallego) amarilla a los locales: Callens (16’), Orfila (25’) y a los visitantes: Florin Andone (39’), Caballero (52’), Fidel (89’).

GOLES: 0-1: Pedro Ríos (26’), 1-1: Concha (43’)

ESTADIO: Los Pajaritos. 2000 espectadores.

 

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