Una de historia: La muerte de Petronio, el árbitro de la elegancia

A Petronio (nacido en Massalia sobre el año 20) le calificó Carles Fisas en su “Curiosidades y anécdotas de la Historia Universal” como el “Dandi de la Roma Imperial”. Hace poco, abundando en esta definición, Luis Antonio de Villena lo catalogó en El Mundo como ‘protodandi’ (y Villena es el mayor experto en España sobre dandismo). Si uno repasa su vida, dicho adjetivo cobra todo su sentido, y si se repara en su muerte aún más.

Petronio fue procónsul de Bitinia (una región de la actual Turquía). Allí aprendió toda suerte de artes hedonistas que incluso hoy resultarían transgresoras y que luego desplegó en Roma. Tácito le describió en sus “Anales” como un hombre que “dormía de día y vivía de noche, dedicado únicamente a sus placeres y diversiones«. Se le reputaba, según el mismo autor “no como juerguista ni derrochador, como lo son aquellos que gastan su fortuna, sino como técnico en los placeres”.

Cuenta Carlos Fisas que Petronio “su estilo de vida era imitado por todos los jóvenes que constituían la alta sociedad romana. Sus togas eran impecables, con sus pliegues que imitaban los de las estatuas griegas”.

Sus tiempos fueron los de Nerón. Y a Nerón le gustaba que Petronio le adulase. Como Petronio, que no era tonto, sabía que hacerlo le granjeaba respeto imperial y libertad, nunca consideró una humillación endulzar los oídos del, por otra parte y a todas luces, déspota y estúpido emperador. En compensación, Nerón le nombró consejero de estilo o “Arbiter elegantiae” (árbitro de la elegancia).

Todo iba bien en la vida de Petronio hasta que la envidia se cruzó en su camino. Cuenta Tácito que Tigelino –otro de los cortesanos favoritos de Nerón- conjuró contra Petronio, inventándose que éste era amigo de Escebino (que ya había sido acusado de conspirar contra Nerón). De paso, el taimado Tigelino sobornó a uno de sus esclavos para que le delatara falsamente y encarceló al resto. Nerón se lo creyó y Petronio cayó en desgracia.

Petronio fue detenido en Cumas y desde que conoció la noticia decidió que no sería juzgado ni condenado, así que optó por quitarse la vida como ya habían hecho Séneca y Lucano. Pero, ¿cómo hacerlo con elegancia y sin patetismo? Pues optó por abrirse las venas con ayuda de un amigo médico de modo que pudiera cosérselas y descosérselas a voluntad durante sus últimas horas de vida para dosificar su propio desangrado. En ese tiempo, según cuenta Tácito, organizó una fiesta para charlar con sus íntimos y recitar versos anodinos y poesía ligera sin ningún tipo de carga trascendental. Su muerte llegó como en un sueño. Justo antes de fallecer, rompió un vaso múrrino de incalculable valor para que no pudiera ser utilizado por el felón emperador.

Y guardó para el final Petronio, o al menos se cree que él la redactó, un secreto escrito o libelo contra su íntimo enemigo Nerón que es hoy una joya de la literatura clásica. El Satiricón es una obra en prosa y verso de la que únicamente se conservan trozos sueltos. Es el primer ejemplo de novela picaresca y en ella se describe completo un banquete (el de Trimalción) que es el perfecto ejemplo de orgía romana (sirva de ejemplo este párrafo: “…A todo ello siguió un enorme jabalí de cuyos colmillos pendían dos canastillas con dátiles y a su alrededor unos jabatos de pasta en posición de mamar, pues se trataba de una hembra. Un esclavo, con un cuchillo de caza, lo clavó con fuerza en el vientre de la bestia y varios tordos escaparon volando del corte”.

Lo dicho, todo un genio y un truhan Gayo Petronio.

Si tienen más curiosidad:

“Curiosidades y anécdotas de la Historia Universal”, Carlos Fisas (Planeta)

http://www.elmundo.es/cultura/2015/07/15/55a5480046163f72608b45a7.html

http://sigloscuriosos.blogspot.com.es/2011/04/la-muerte-de-petronio.html

“La Matrona de Éfeso”, uno de los cuentos de El Satiricón: http://www.historiaclasica.com/2009/10/petronio-la-viuda-virtuosa-el-soldado.html